Colombia ocupa el puesto 67 entre 132 economías que hacen parte del Índice Global de Innovación 2021 (Global Innovation Index, GII), es decir que está en la parte media de esa tabla, entre países como Arabia Saudita (66) y Catar (68).
En ese escalafón, que recoge aproximadamente 80 indicadores, el país se ubica como el sexto más innovador en América Latina, región en la que fueron incluidos otros 17 países. Las cinco fortalezas de Colombia se encuentran en aspectos asociados a sostenibilidad ecológica; crédito; comercio, diversificación y tamaño del mercado; clima de negocios y trabajadores en áreas del conocimiento (ver gráfico).
Adicionalmente, Alejandro Olaya, gerente de Innovación y Emprendimiento de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi), destaca que el país cuenta con instituciones sólidas que respaldan estos temas; entre ellos: el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MinCiencias), una agencia de innovación de alto impacto que es Innpulsa y una embajada de innovación en Israel.
Por su parte, Juan Camilo Quintero, exdirector de Ruta N, señala que la creación del MinCiencias en 2019 fue un avance importante porque puso a Colombia al nivel de otros países que cuentan con una cartera similar. Sin embargo, anota que el gobierno debería articular mejor los recursos, que, aunque son bastantes, no están alineados y se dispersan a través de los diferentes ministerios.
Otros asesores en innovación resaltan que después de dos décadas impulsando esta tarea en el país, se ha logrado una articulación entre el tejido empresarial, las incubadoras de emprendimiento y el sector académico, todo para encontrar alternativas de solución en productos y servicios. También consideran un avance el que algunas empresas hayan entendido la importancia de involucrar en la etapa de diseño de algún producto o servicio a los clientes o usuarios.
Por ahora, se espera el desarrollo de la Política Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI), que el gobierno, a través del Consejo Nacional de Política Económica y Social (Conpes), aprobó a finales del año pasado.
El documento Conpes 4069 establece que la política CTI se implemente en un horizonte de diez años, “con acciones habilitantes y de gestión que dispondrán de una inversión indicativa de 1,15 billones de pesos”.
A esta financiación se sumaría la relacionada para CTI, derivada de beneficios tributarios y el Sistema General de Regalías para 2022-2031 por más de $30 billones, lo que impulsará una economía y una sociedad basadas en el conocimiento.
Entre los impactos de esta política se espera mejorar el puntaje del país en el GII e incrementar la inversión nacional y privada en I+D (investigación y desarrollo) como porcentaje del PIB al 1% y 0,6% respectivamente.
Ese 1% ha estado en las proyecciones desde hace mucho tiempo, pero ha sido esquivo, y los registros del Observatorio de Ciencia y Tecnología desde 2010 muestran que no se ha podido alcanzar. El porcentaje más alto de inversión en actividades de ciencia, tecnología e innovación en relación con el producto interno bruto se observó en el año 2019, cuando fue de 0,87%.
PRIORIDADES
En momentos en los que el nuevo gobierno aún se está acomodando en la Casa de Nariño, el sector empresarial aboga por facilitar los marcos regulatorios para la innovación.
Olaya recuerda que Colombia es el país con el tercer peor puntaje en regulación de mercado de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde), y ocupa la posición 126 entre 141 países en distorsión de la regulación sobre la competencia.
Y es que una de las grandes quejas de las empresas a la hora de innovar en nuestro país es el exceso de regulación, por eso la Andi sugiere simplificar los marcos regulatorios para que las compañías puedan proceder de modo más fácil y rápido.
La agremiación también estima conveniente implementar los sandbox regulatorios o espacios controlados de prueba en más sectores, y que lo dispuesto en el Decreto 1234 de 2020 (que los regula) no se enfoque exclusivamente en aumentar la eficiencia en la prestación de los servicios financieros.
Otra de las piezas esenciales de la innovación es el talento humano, y en ese frente Quintero señala que, pese a los esfuerzos por formar doctores en el exterior, los planes para repatriarlos no han sido exitosos y la falta de dinero para la investigación provoca que muchos decidan no regresar. “Sin ese talento no será posible resolver los problemas que enfrenta el país”, advierte.
En Colombia, el 2,5% de los investigadores trabaja en empresas, y el 95,7%, en la academia. En la Ocde esta participación es en promedio de 48,1% y 38,2%, respectivamente. Además, el país sufre de una deficiencia en formación de talento en carreras de las áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (Stem), pues solo el 34% de los egresados pertenece a estas carreras, por debajo de países como Chile (42%) y Argentina (41%).
Ante ese escenario, la Andi plantea desarrollar y ejecutar un programa de estímulos a la articulación de programas doctorales en áreas Stem con necesidades de la industria nacional; también habla del fomento, con patricinios, de la inserción de graduados de doctorados nacionales o internacionales en industrias para fortalecer las unidades de I+D+i (investigación, desarrollo e innovación).
A su turno, Alejandro Franco, exdirector de Ruta N, sostiene que es necesario fortalecer cada vez más las entidades que promuevan la ciencia, la tecnología y la innovación, como MinCiencias e incluso las agencias regionales tipo Ruta N, dándoles estabilidades técnicas, administrativas y, sobre todo, económicas para que no estén sujetas a los vaivenes políticos.
Mientras el país intenta que la innovación sea un cambio de mentalidad, que trascienda los eslóganes, misiones, visiones y valores corporativos, el Índice Departamental de Innovación para Colombia de 2021 evidenció que este es un país que presenta importantes brechas en materia de innovación entre el centro y los departamentos más alejados.
Es así como el primer y el segundo lugar los ocuparon la región de Bogotá-Cundinamarca, con un puntaje de 77,88, y la región de Antioquia, con un puntaje de 61,43. Por su parte, Vaupés, departamento que se logró incluir por primera vez en ese índice, se ubicó en la penúltima posición, con trece puntos, demostrando las amplias brechas que necesitan cerrarse.
El año anterior, a pesar de las dificultades por cuenta de la pandemia, las administraciones departamentales y las empresas mantuvieron y, en algunos casos, aumentaron sus inversiones en innovación como elemento fundamental de la estrategia para superar las dificultades.
Tras el final de la emergencia sanitaria, el pasado 30 de junio, Colombia necesita un mayor esfuerzo para vencer los efectos remanentes de la pandemia y así mejorar los indicadores de innovación.